sábado, 28 de diciembre de 2019

El origen de la Reforma Anglicana


Ecclesia Semper reformada est

¡Bienvenidos! Hoy os voy a traer una entrada muy necesaria a la hora de hablar sobre Inglaterra y el siglo XVI, ya que si pensáis un momento la reforma anglicana es lo primero que recordáis sobre este periodo y este país.

No obstante, antes de adentrarme en esta entrada, es importante tener en cuenta que la Reforma no apareció en una cristiandad en la que se hubiera debilitado el sentimiento religioso, sino en un mundo en el que estaban aumentando las exigencias espirituales, las cuales no eran satisfechas por la Iglesia. Asimismo, y en el caso inglés, se sumó la necesidad del monarca de crear un poder al que no tener que someterse.

A principios del siglo XVI, en Inglaterra, se constatan los mismos abusos eclesiásticos que en el resto de Europa, es decir, acumulación de riquezas, absentismo, mediocridad pastoral, exclaustración de los religiosos… A ello se unía las exacciones financieras de la Curia, la confusión entre lo temporal y lo espiritual, y la constitución de una escuela humanista alrededor de Thomas More o John Colet.

Thomas More [Retrato de Hans Holbein, el Joven]

No obstante, pese a una buena acogida de las ideas luteranas por parte de algunas humanistas de Cambridge (entre ellos el famoso Thomas Cranmer), el soberano redactó una refutación contra ellas que le valió el título de Defensor de la fe (paradójico cuanto menos). Esto último lo realizaba a la vez que crecía su preocupación por la excesiva riqueza de la Iglesia, sobre la cual no tenía poder alguno.

Su cambio de política, sin embargo, llegó como consecuencia de la negativa del Papa Clemente VII a su anulación matrimonial con Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos y tía del emperador Carlos V), quien no le había dado un heredero varón.

Clemente VII [Retrato de Sebastiano del Piombo]

De esta forma, a partir de 1527, con la ayuda de los reformistas ingleses, Henry VIII inició el proceso que culminó con su separación de la Iglesia de Roma, la cual se formalizó en el Parlamento inglés en 1534 con la aprobación del Acta de Supremacía.

No obstante, antes de que esto ocurriese, ya se había producido la dimisión de Thomas More como canciller (de la cual ya os hablado en entradas anteriores), la invalidación del matrimonio entre la reina Catalina y Henry VIII; y el matrimonio entre este último y Lady Anne Boleyn.

Así pues, con dicho acta, el monarca se reservó el gobierno de la Iglesia, el derecho a luchar contra las herejías y el de excomulgar. De esta manera, se inició un periodo oscuro para los católicos ingleses que vieron la ejecución de Thomas More y John Fischer, obispo de Rochester. Pese a esto, se debe ser consciente de que la Reforma fue paralizada en 1538 por el rey que acabó con las iniciativas de Cranmer, destituyó a Cromwell y restableció la ortodoxia.

Henry VIII [Retrato de Hans Holbein, el Joven]


En definitiva, a partir de todo esto, se observa que, efectivamente, la Reforma Anglicana tuvo un carácter artificial, puesto que sus reclamaciones no se basaban, exclusivamente, en las tropelías de la Iglesia ni en el deseo por conseguir un heredero varón por el monarca (tal y como han vendido las numerosas series y películas de este siglo), sino en una lucha de poder entre el monarca y el Papa, en un momento marcado por el nacimiento de las incipientes monarquías absolutas.


PD: Espero que os haya gustado esta entrada, ¡Saludos!




Bibliografía

Bennassar, B., Jacquart, J, Lebrun, F., Denis, M. y Blayau, N. (2013). Historia Moderna. Madrid, España: Akal. 

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